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31 de marzo de 2015

Se ha ido.

Hoy me siento desprotegida. Se ha ido la que, aún teniéndola que ayudar a levantar, e incluso, a caminar, me hacía sentir segura. Se ha ido la que si te veía llorando te daba un golpe en la espalda y te decía que pararas, que era un tontería, y por la que, ahora mismo, no puedo parar de llorar. 

Todo ha sido demasiado inesperado, demasiado rápido. Desde que la llevaron al centro de salud tuve la necesidad de comenzar a llorar, tenía la sensación de que aquella vez iba a ser diferente. Y lo fue. 

Se ha ido rápido y en silencio, como era ella, discreta. Y de verdad que se me hace imposible de comprender que esto haya pasado, me cuesta horrores asimilarlo. Verla todos los días en casa y ahora, nada. Aún quedan sus caramelos al pie de su cama. Dentro de poco desaparecerán entre recuerdo y recuerdo. 

Lo más curioso. Falleció el día después del accidente de avión Barcelona-Dusserdolf. ¿Por qué curioso? Porque iba con ella, viniendo desde Dusserdolf, cuando el motor del avión ardió. No pasó nada en aquel pero es curioso como se va su vida con la del avión.

Se fue la que me crió, la que, justo dos días después, me ayudó desde el cielo a conseguir ese ansiado carné de llevar esas máquinas con ruedas.

Me faltó agradecer mucho, muchísimo. Así que, estés donde estés tú y esté donde esté yo, gracias, gracias y GRACIAS!! 


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